Las 5 zonas azules de la tierra

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Un viaje en busca de la edad perdida por los destinos más longevos del planeta

por: Violeta yuste

Uno de mis viajes me acercó a Ljubljana (Capital de Eslovenia). En el hostel de turno conocí a Ross, un inglés muy curioso de 44 años. Ross era un tranquilo y taciturno inglés, de primeras no es la típica persona a la que te acercas en un hostel. Llamadme loca, me encanta el reto de descubrir a las personas.   A medida que fueron cayendo las cervezas, fueron cayendo también las anécdotas y aquel inglés decidió explicarme el viaje que le cambió la vida: su viaje por las las 5 zonas azules del planeta.

Ross relatando como empezó su viaje por el mundo

Me cuenta que antes de cumplir los 42, se despertó una mañana en su cama de Leeds agobiado, gris (aún más gris que el cielo que cubría la ciudad), con dolor de espalda y muy inquieto. Le empezaron a asaltar dudas existenciales y preguntas que no había tenido en su vida. Sus días hasta la fecha se basaban en ir a trabajar, comerse su  sandwich de marmite cottage cheese, seguir trabajando, ir al gimnasio o al bar (en función al día de la semana), volver a casa y ver un nuevo capítulo de Eastenders Britain’s got talent (en función del día de la semana).

Seguramente a Ross le había llegado la crisis de los 40 sin avisar y con unos años de propina. Durante las siguientes dos semanas siguió igual de ansioso hasta que se dio cuenta de que su cuerpo le estaba avisando “Ross… ¡Que te haces viejo!”, “Ross… Cuida de mí”, “Ross… que de aquí al Alzheimer te quedan dos capítulos de Downtown Abbey” y por primera vez en su vida, decidió actuar y urdir un plan.

Las 5 Zonas Azules del planeta

Un día en la tele oyó hablar de las llamadas 5 Zonas Azules del planeta (para quien no lo sepa, son las 5 zonas de la tierra donde se concentran el mayor número de centenarios del mundo) y ahí mismo delante de su cerveza en el White Swan Pub de Leeds, decidió actuar. 

Las 5 zonas azules del planeta
Las 5 zonas azules de la tierra

Saldría el 5 de septiembre en busca de la primera y seguiría a lo largo de los meses hasta conocerlas todas y descubrir el secreto de la longevidad. Se lo comentó a Peter y a Alex, amigos desde el colegio, delante de una buena pinta. Ninguno de ellos entendía el porqué del viaje, ya que siempre habían abogado por que las cosas pasen cuando tengan que pasar. Ross nunca había sido una persona ambiciosa o que se cuidase en exceso, pero si eso le motivaba y le sacaba de su estática rutina, adelante con ello, ahora bien… “Nosotros te esperamos en el bar”. 

Detalle de una de las calles de Okinawa

Okinawa (Japón)

Empezó en Okinawa (Japón), el destino más alejado y exótico de todos. Ataviado de su mochila, una pachorra brutal y su perfecto inglés de Leads, ahí se encontró Ross en medio de una isla remota de Japón. Decidió hospedarse siempre en casas de huéspedes y en este primer destino conoció a Yoshi y Emiko quienes le enseñaron lo que era el Zen y el Hara Hachi Bu (comer solo al 80% de tu apetito o capacidad). Básicamente le instruyeron en el arte de no excederse, medirse y limitarse para estar equilibrados y sanos.

La península de Nicoya (Costa Rica)

Pasó casi un mes en Japón (25 años trabajando y ni unas vacaciones largas, la tarjeta de crédito de Ross estaba flipando). Cuando por fin dejó la isla con una apertura de mente y paz a la que no estaba acostumbrado. Cruzó el Pacífico y llegó a la península de Nicoya (Costa Rica) donde se alojó en casa de Doña Jimena, Jimenita para sus vecinos. 

Nicoya, una de las 5 zonas azules del planeta
Vista de Nicoya

Doña Jimena tenía 80 años y cuidaba de su madre Doña Esperancita, de 102. Las dos salían cada mañana a hacer la compra a ritmo pausado. Saludaban a todo quisqui, se sentaban en su banco favorito, elegían los ingredientes del menú del día, se volvían a sentar a descansar y volvían a casa a cocinar. Poca carne comían, en sus platos abundaban siempre las verduras. Ross echaba de menos unas buenas salchichas de tocino con puré de patatas, pero se adaptó, aprendió y prosiguió.  

Loma Linda (California)

Llegó a Loma Linda (California) en noviembre. ¿Estados Unidos? ¿Embajador del healthy lifestyle? Resultó que allí se formó a finales del sXIX una colonia de monjas adventistas y como recién salidas de la película: Come, Reza… y vuelve a rezar, esas señoras le explicaron a Ross la importancia de tomar tiempo para uno mismo, la introspección y la paciencia. 

Icaria (en Grecia) y Barbaglia (en Italia)

Icaria (en Grecia) y Barbaglia (en Italia) le recordaron a Ross la importancia de la familia, de caminar, de disfrutar y de reír. 

Detalle de una de las calles de Icaria

Pasó 5 meses en aquellos 5 “lugares azules” hasta que desde Roma cogió su último vuelo a Leeds, conexión Londres, durante su vuelo no durmió.  

Ross volvió a su casa, donde nadie le esperaba en el sofá. Preparó un sandwich de tomate y cottage cheese (esta vez de queso light), abrió una botella de vino recuerdo de Cerdeña, se acercó a la ventana y pensó para sí mismo:  “mañana todo empieza”.


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